¿Has pensado que la cultura que tienes dentro de tu organización no está funcionando? O ¿te gustaría transformarla, pero no sabes por dónde empezar? No te preocupes, en este texto vamos a tratar algunos puntos y consejos sobre este importante tema.
¿Qué es la cultura organizacional?
Primero que nada, debemos de definir el término cultura organizacional: Es un conjunto de comportamientos, ritos, limitantes u acciones que tiene una organización. Aquí podemos destacar la palabra comportamientos que implica lo que hacemos o dejamos de hacer, aspectos observables cuantificables y medibles, por ejemplo, cuando los equipos inician sus reuniones 10 minutos más tarde de la hora acordada.
Uno de los ejemplos que nos parece puede aportar más para entender este proceso es el Mapa de la Cultura Organizacional de Alexander Osterwalder, quien hace una analogía con el desarrollo de una flor o planta, donde comenzamos con la base para su desarrollo, un tallo o tronco fuerte que nos ayudará a cosechar sus frutos.
También comentó que no puedes diseñar mecánicamente una cultura como lo harías si diseñaras un automóvil. Una organización es un sistema social que es infinitamente más complejo que un coche. Diseñar la cultura es más parecido a como diseñarías y cultivarías una flor, sentando elementos que vayas sembrando con los cuidados necesarios.
Mapa de la cultura de Alexander Osterwalder
Si aterrizamos esta analogía dentro de una organización, podemos observar que en la parte superior nos encontramos con los frutos o los resultados que queremos ver en una organización. Números, cifras o cosas tangibles para ver que vamos por buen camino.
A continuación, nos encontramos con el tronco o el tallo, que es donde se encuentra el corazón de un equipo. Es el lugar donde está lo que podemos ver o escuchar, pueden ser los comportamientos, las cosas positivas o las negativas que se realizan día con día.
Por último, llegamos a la base, a las raíces, donde se desarrollan los facilitadores o los bloqueadores que nos permitirán o nos impedirán que la organización logre desarrollarse y alcanzar sus objetivos. En este punto, hay elementos que sí podemos controlar y a los que debemos prestar mucha atención.
Mapa de la cultura a actual
Ya que entendimos un poco más el tema, es momento de crear un mapa de la cultura actual en nuestra organización. Para lograrlo, es necesario tener claros los resultados que tenemos y los que queremos obtener.
Ya que lo definidos, pasamos a la segunda parte, los comportamientos y aquí, los dividimos en 3 opciones:
- Comportamiento individual (responsabilidades, negatividad y miedos)
- Comportamiento de equipo (conflictos internos, carencia de nuevas prácticas o dinámicas)
- Comportamiento de liderazgo (falta de liderazgo, priorizar a los números antes que a las personas, etc.)
Esto nos ayudará a dar más visibilidad a las situaciones que no nos permiten alcanzar la cultura organizacional que queremos. En la última sección vamos a definir los facilitadores o bloqueadores en 4 rubros para que sea más fácil identificarlos y ajustar nuestros esfuerzos:
- Incentivos (ya sean nulos o que solo se basan en números)
- Procesos legales y reglas (muy burocráticos o que entorpezcan la toma de decisiones)
- Personas (castigar de manera severa los errores)
- Líderes (micro management y decisiones unilaterales)
Mapa de la cultura deseada
Después de ver todos estos conceptos y ejemplos, ya contamos con los elementos para crear el mapa de la cultura que deseamos. Debemos realizar el mismo ejercicio con la división en:
1. Resultados
2. Comportamientos
3. Facilitadores y bloqueadores
Como ejemplo de los resultados podemos hablar de un mayor engagement con la empresa de parte de los colaboradores con la empresa o la creación continua de ideas innovadoras. Para los comportamientos, la experimentación con nuevas ideas o los equipos más colaborativos son un buen comienzo.
Para la parte final, facilitadores/bloqueadores, el empoderar a las personas y la generación de líderes o mentores nos ayudará a dar el paso adelante a una cultura más sana y flexible dentro de nuestros equipos y la organización.
Recordemos que, para cambiar la cultura en una organización, primero debemos de entender en dónde estamos y que, a través de las acciones, lograremos generar un impacto real hacia la dirección deseada o establecida. El cambio inicia personalmente y después se trasmite a todos en la empresa.
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